sábado, 29 de enero de 2011

Cuando se pierde la noción del tiempo

¡Qué bien me lo he pasado! se me ha pasado la tarde volando.
¿ya te tienes que ir? pero si acabas de llegar...
Qué mal rato, se me ha hecho eterno hasta que he entrado...


Estos son los ejemplos cotidianos de que el tiempo es una variable subjetiva, y de que una hora no son siempre sesenta minutos.


Pues se me ocurre hablaros de la noción del tiempo pero en otro sentido. Cuando suceden hechos importantes que te trastocan, pierdes la noción de en qué día vives, si tienes que comer o cenar, si tienes que dormir o te acabas de levantar. Porque estás pendiente de una sola cosa. Cuando estos hechos que te trastocan son compartidos por mucha gente, el sentimiento de no percibir el tiempo en su medida real, es mucho más exagerado.  


Recuerdo un ejemplo muy fuerte de esto. No recuerdo el año exacto pero era verano y ETA había secuestrado a Miguel Angel Blanco, poniendo precio a su vida, y ademas con un ultimátum para acabar con ella sino se cumplía lo que pedía. Todo el país salió a la calle pidiendo, rogando, exigiendo, que no lo mataran. En esos momentos de movilización y grito colectivos, de ciudadano codo con codo que sale a la calle para hacer el único gesto que le es posible para conmover a los asesinos, en esas horas, días, noches,... se pierde la noción del tiempo. Yo estaba en la universidad, estudiando en verano lo que me tocaba, y durante dos días no pude hacer nada más que conectarme al televisor y salir a la calle a manifestarme. Desgraciadamente, las manifestaciones de miles de ciudadanos no sirvieron para nada y ETA acabó con la vida de este chico, de este hombre recién llegado a la vida política de su pueblo con ilusiones puestas en cambiar las cosas y poder vivir en paz. Los pistoleros segaron vida y proyectos, dejando familia y novia rotos de dolor. Los momentos siguientes a su muerte, horas, días,... los ciudadanos nos quedamos como vagando por las calles, por la vida. Seguimos perdiendo la noción del tiempo.


Después más veces a lo largo de mi vida he tenido esa sensación. El terremoto de El Salvador en enero de 2001 y los días que lo siguieron con los cientos de réplicas que pudimos sentir, pues me encontraba en ese país.... Fueron días pero los sentí como meses. La noche llegaba y no quería dormir por si tenía que salir corriendo al jardín por un nuevo terremoto. Se juntaba la noche con el día, un día con el siguiente en una pesadilla sin fin. Tuve la suerte de tener que marcharme pronto, pero la pena de tener que dejar allí a mi padre. Nunca nos pasó nada grave pero sentimos mucho miedo. La cercanía de la muerte era muy fuerte, vimos la colina que se precipitó sepultando una colonia entera. Y los miles de casas derrumbadas. Y los pobres más pobres todavía.


El tsunami que azotó a todo el Indico el 26 de Diciembre de 2004, cuando recién regresábamos de nuestro viaje de novios por Sri Lanka y Maldivas, cuatro días después de llegar a Bilbao, nos dejó perdidos, extrañamente a salvo por los pelos. Parecía un invento de la televisión, algo irreal. De la gente que allí dejamos una señora que conocimos falleció, y hasta que no conseguimos días más tarde noticias de nuestro hotel Velavaru, el tiempo no tenía valor ni lugar, estábamos instalados en el día "D", y no corría el calendario, era un día eterno. Las imágenes de las costas que tan familiares nos eran sorprendían y dañaban nuestras retinas, sintiéndonos supervivientes con suerte de tanta tragedia humana. Nada importaba esas navidades más que la lejanía-cercanía de una tragedia cuyo número de muertos era tan alto que no podíamos ni comprenderlo ni asimilarlo. 


Cuando algo es tan importante, tan sumamente captador de nuestra vida, todo lo demás se paraliza y deja de tener importancia. El tiempo se detiene y solo transcurre en función de este hecho. Si además se hace un seguimiento en directo por la televisión, nos ayuda a concentrarnos solo en ese tema y dejar lo demás de lado.


Recientemente puedo imaginar en las calles del El Cairo y de tantos otros lugares de Egipto, cómo el reloj y el calendario se han parado también y solo tiene sentido la huida hacia adelante, la protesta, la lucha por un país más justo y un futuro lleno de esperanza. Les deseo mucha suerte en sus reivindicaciones, pero estos días de cambio de paradigma van dejando la sensación gris de que el tiempo en Egipto también se ha detenido. Los turistas ya no van a llegar y no hay seguridad en sus calles. Día tras día los egipcios salen a la calle contraviniendo el toque de queda, queriéndose apoyar en unos tanques que los protejan de la policía. Si algo me llevé de ese país, es la sensación tan grande de indefensión que tiene el egipcio de a pie. Nadie le protege. Solo espero que aunque ahora esta sensación se haya magnificado y los cadáveres y heridos son la prueba de que esto va en serio y nada es gratis, sea el principio de una nueva era donde puedan tener un futuro más libre, justo, y próspero para todos.  Para ese país tan contradictoriamente bello. Para esos egipcios y egipcias tan contradictoriamente bellos y buena gente.



4 comentarios:

  1. Esa pérdida de la noción del tiempo, que también sentí en todas las fechas que señalas y a las que añadiría el 11 de Marzo de 2004 por sorprenderme en el mismo trayecto en el que explotó la bomba, a la misma hora pero en el andén contrario, tiene un sentido: que a pesar de todo lo que algunos se empeñen en destruir la raza humana sigue latiendo como una cuando algo la amenaza. Todos nos hacemos un sólo ser y dejamos nuestra realidad a un lado. Lástima que haga falta que nos estremezcan de esa forma para vivirlo así...
    Comparto tus deseos hacia Egipto y hacia todos los pueblos que ocupan todo su tiempo en sobrevivir un día más...

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  2. La fecha de 11.11.04 también me vino a la cabeza.
    Mi hermano estaba en ese momento en Leganés de visita donde unos amigos y no pudimos localizarlo en horas.
    Tu experiencia me ha dejado de piedra. Volverías a nacer como se suele decir, al mismo tiempo que inundarte de profundo dolor.
    Es verdad lo de que todos nos hacemos un solo ser y dejamos nuestra realidad (trabajos, aficiones, comidas...) de lado cuando la realidad nos colapsa de esta manera.

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  3. Y es que el tiempo no se puede medir, es algo tan subjetivo... Tiempo para nacer, tiempo para morir. Tiempo para VIVIR.
    Mis mejores deseo de paz están con vosotras, para toda la humanidad.
    Con Amor.

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  4. Yo pregunto por que cuando estoy con mi pareja me dice ahorita vengo va a su casa pero pueden pasar 3 o 4 horas y ella como si nada para bañarse son como 3 horas diran que soy exagerado pero es encerio como se puede remediar eso

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