No es de noche, aunque tengo la persiana bajada porque Nora está echando la siesta. Asi que podría valer esto como entrada semi-nocturna. Ocurre que desde que he empezado a trabajar, a mitad de la noche, si me despierto, solo pienso en volverme a dormir, porque mi despertador suena a las 6.23. Demasiado pronto. Así que ahora escribo en horas de siesta, de siesta de mi hija.
Esto que cuento aquí es un dilema de mi vida, pero no creo que lo sea el de la mayoría de las personas.
Constato, sobre todo al reincorporarme al mundo laboral, que hay que ir haciendo elecciones constantemente. Por un lado, está cumplir con el trabajo, los objetivos propuestos, los compromisos con los clientes, y las demandas del jefe. Por otro, están los compañeros al lado tuyo, que necesitan muchas veces tu ayuda, o simplemente intentan cumplir sus propios objetivos. En mi trabajo, una cosa entra frecuentemente en conflicto con la otra. Y entonces empiezan las pequeñas decisiones, muchas de ellas casi inconcientes, sin pensar, que nos van configurando en un modo o en otro.
Constato constantemente, y llevo ya diez años trabajando en la misma empresa, que quienes son capaces de pasar por encima de los demás y salirse con la suya, son los que más fácilmente prosperan, y por ende, están en mejores puestos, ganando más dinero.
Y además, aunque una intente ser buena compañera, y ayudar, el propio ritmo agobiante del trabajo y los objetivos, te deja poco margen para hacer cosas buenas por los demás, con lo que, aunque lo intentes, no es seguro que tus compañeros lo perciban.
En ese dilema vuelvo a vivir otra vez... Supongo que es propio de los trabajos competitivos, donde desde la dirección se fomenta el individualismo a toda costa aunque se les llene la boca hablando de equipos. ¿qué es un equipo si para crecer yo tengo que pisarte a ti?
En este asunto me siento clarísimamente tonta. No consigo ni una cosa ni la otra, y por supuesto, me cuesta muchísimo pisar a nadie. Es una pena, pero no sé hacerlo.
Otro dilema que se abre ahora ante mí, es dónde y cuando parar el trabajo y reencontrarme con mi hija. Al finalizar la jornada laboral, todavía me queda mucha tarea por hacer, y me quedo para terminarla. Pero si la quisiera terminar entera y bien, no vería a mi hija hasta la noche. Por lo que llega un punto que decido irme a casa. No termino mi trabajo, y éste se amontona. No es que yo sea lenta noooooo.
Es que hay una sobrecarga tremenda de trabajo por persona, si pretendes cumplir con todo, el día no tiene horas suficientes.
Cuando no tenía "hijos a mi cargo" como reza en los datos de los clientes, no tenía este dilema. Era yo frente a yo misma, decidiendo si iba al gimnasio, o de compras, o al super. O me quedaba a echar la siesta porque estaba agotada, o sobrecargada.
Ahora no siento el agotamiento de puro ajetreo que llevo encima, pero la cuestión está en hasta dónde sacrificar el tiempo con mi hija. Quiero que disfrutemos la una de la otra, me parece tan necesario....